Los “Hijos de la Luna”, a pesar de estar entrenados para hacer la guerra, son un pueblo pacífico que, siguiendo el ejemplo de Pocahontas, trata de resolver los conflictos sin recurrir a la violencia. Su modo de enfrentarse a sus adversarios no es a través de la fuerza física, sino del canto y del baile. Para ellos la verdadera fortaleza no se encuentra en las armas, sino en lograr forjar un espíritu libre y jovial, en armonía con su entorno. Asimismo, les caracteriza su destreza para moverse en la oscuridad. Las tinieblas, lejos de causarles temor, las consideran su mejor aliado contra sus enemigos. En ellas se siente protegidos.