Las familias originales de los niños fueron advertidas en secreto del riesgo que corrían y se les proporcionó un salvoconducto para enviarles a Terra, un planeta primitivo y aislado en el borde exterior. Hasta ahora se desconoce quien les advirtió.
Durante años los bebés crecieron seguros y ajenos al peligro en la pequeña aldea conocida como Bayadoliz.
Pero tras una década de paz, un mercader intergaláctico se desvió de su ruta habitual y detectó una inusual concentración de energía en el planeta Terra.
Imaginó que era información valiosa para mucha gente y vio la oportunidad de hacer negocio. Ofreció revelar la ubicación del planeta Terra en una subasta en el borde exterior de la galaxia, en el planeta desértico de Tatooine. Un lugar sin gobierno donde aflora la delincuencia.
Para sorpresa del mercader, fueron muchos los interesados en la subasta. Las pujas crecían y crecían.
Cada vez se ofrecía más dinero por la valiosa información que revelaría donde estaban esos seres sensibles a la Fuerza.
La tensión creció hasta el punto que varias personas del público sacaron sus pistolas blaster.
Todos pensaban lo mismo: si su facción no conseguía la información, no permitirían que nadie más la conociera.
El mercader propuso una solución para poder continuar la subasta sin disparos.
Llevaría al planeta a todos los que pagaran 100 kilos de especias con 5 condiciones:
1. Llevarán a un emisario de cada facción para investigar.
2. No podrán dañar al planeta ni a sus habitantes.
3. No podrán llevar ni usar instrumentos que calculen la posición del planeta.
4. Si un emisario no respeta las normas será neutralizado por los otros emisarios.
5. Si un emisario consigue reclutas voluntarios, podrá llevarlos en la nave del mercader.
Cuatro facciones aceptaron las condiciones, aunque no todos pretendían respetarlas…
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